El surgimiento de nuevas tecnologías ha propiciado, de manera gradual, una serie de transformaciones en los hábitos de lectura; mismos que, inevitablemente, han modificado los modelos de negocio de los medios de comunicación y de las editoriales. Hoy en día, basta con teclear un título en nuestro buscador para acceder a una serie de contenidos acordes a nuestros intereses; no obstante, no faltan aquellos internautas enfocados en investigar cómo obtener versiones impresas de aquello que desean leer.
El presente artículo pretende ofrecer un condensado panorama en torno al latente debate entre los textos impresos y digitales. Para abordarlo, comenzaremos con un breve recorrido donde se enuncien los diferentes soportes que han existido y cuáles han sido las causas de su sustitución.
Para dar difusión a los textos escritos hace falta colocarlos sobre algún soporte o medio que contenga el mensaje del emisor (llámese autor, empresa, institución, etc.). Actualmente, el soporte más conocido por todas y todos continúa siendo el papel; sin embargo, se trata de un material con apenas 6 siglos de popularización.
Antes del papel estuvieron la piedra, la arcilla, la madera, el metal, el pergamino, la seda y el papiro, por mencionar algunos, como medios para reproducir mensajes; mas la dificultad para obtenerlos, manejarlos y conservarlos, fueron motivos suficientes para sustituirlos. ¿Imaginas un presente donde tuviéramos que cargar con tablillas de arcilla, rollos de papiro o retazos de piel? La información requería ser difundida en un material ligero y resistente que fuese además fácil de transportar. El papel, al ser mucho más económico y sencillo de elaborar, nos permitió sustituir a soportes con más de 2 milenios de uso; hecho que se consolidó gracias a la imprenta y a una serie de avances tecnológicos que han venido detrás.
El surgimiento de los textos digitales, por su parte, podemos alinearlo con el surgimiento del primer libro electrónico en 1971. Sin embargo, fue hasta la década de los 90, gracias a la aparición de de las home computers y de la World Wide Web (WWW), cuando esta nueva modalidad tomó verdadera relevancia. Y aunque acceder a los textos digitales sigue siendo un verdadero reto para muchos poblados que no cuentan con dispositivos electrónicos, representa para otros tantos esa utópica posibilidad de llevar una biblioteca en el bolsillo.
Los defensores del e-book valoran, entre otras cosas, el poder de adecuar el tamaño de las letras a la necesidad de cada usuario, de acceder a información relacionada entre sí gracias a los hipervínculos, de ahorrar tiempo y dinero, y de compartir sus lecturas sin mayor complicación. Empero, olvidan que todas estas “facilidades” dependen de una fuente de carga y, en algunos casos, de nuestra conexión a internet.
En Infoofta nos hemos decidido por el uso de soportes impresos y digitales. Nuestra revista, al tener como objetivo la creación y difusión de conocimiento, debe procurar su presencia en cualquier localidad y considerar las preferencias y posibilidades de los diversos lectores. Si tú como lector aún no decides cuál de nuestras opciones te resulta más conveniente, aquí te compartimos algunas características que vuelven a ambos soportes fundamentales:
- Los textos en papel tienen un valor simbólico y nunca dejan de funcionar.
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Imprimir, exportar y distribuir es costoso. El libro digital no necesita stock, puede distribuirse con facilidad y no presentará desabasto.
- Según diversos estudios, la lectura de textos impresos permite mayor concentración.
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Se pueden copiar casi instantáneamente los archivos de una publicación digital, sin perder información ni reducir la calidad de la copia.
- Al cerebro le resulta más fácil memorizar información y elaborar mapas mentales a partir de los textos impresos.
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Las plataformas digitales facilitan la interacción entre los lectores de un mismo texto.
- Muchos lectores ávidos aluden al papel una experiencia multisensorial, ya que la experiencia visual se profundiza con las texturas y tintas que se usan; el tacto es una constante durante toda la lectura; e incluso el oído y el olfato participan durante la manipulación del papel.
Ahora que conoces un poco más sobre los textos impresos y digitales, ¿qué opinas sobre cada uno? Haznos saber cuál de nuestros soportes es tu favorito y qué acciones consideras necesarias para que mejoremos y podamos llegar a más público.
¡Recuerda que juntos somos mejores!
Referencias:
- Universidad Autónoma del Estado de México. Breve historia de la literatura electrónica. El Ornitorrinco Tachado. Revista de Artes Visuales. 2016. núm. 4, pp. 43-58.
- Johan Larsson. ¿Qué es mejor, leer libros impresos o electrónicos? elDiario.es. 30 de agosto de 2017. [Consultado 22/07/2024] Disponible en:
https://www.eldiario.es/consumoclaro/consumo_digital/mejor-leer-libros-impresos-electronicos_1_3220278.html - Maestro Carlos Lepe Pineda. Libro físico y libro digital ¿la batalla decisiva? Red de Universidades Anáhuac. 9 November 2020 [Consultado 22/07/2024] Disponible en: https://www.anahuac.mx/generacion-anahuac/libro-fisico-y-libro-digital-la-batalla-decisiva
- Arantxa Domingo Malvadi. Departamento de Literaturas Hispánicas y Bibliografía. Universidad Complutense de Madrid. Universidad Complutense Madrid. Quid est liber: proyecto de innovación para la docencia en libro antiguo y patrimonio bibliográfico. [Consultado 22/07/2024] Disponible en: https://www.ucm.es/quidestliber/soportes
- Fernando Guzmán Aguilar/Hugo Cuenca Solís. Pros y contras de los libros impresos y digitales. UNAM Global Revista. Febrero 23, 2022 [Consultado 22/07/2024] Disponible en: https://unamglobal.unam.mx/global_revista/pros-y-contras-de-los-libros-impresos-y-digitales/
